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Una importante cantidad de minas subterráneas peruanas trabajan en vetas angostas o de potencias menores haciendo necesario el contar con una amplia cantidad de frentes de trabajo y labores subterráneas en general, lo que a su vez origina que tengamos labores alejadas y con cierta dificultad para poder evacuarlas de manera segura y rápida ante situaciones de emergencia.
Un aspecto relacionado a la propagación de los gases tóxicos es el subestimar la rapidez, toxicidad y volumen de los gases que se pueden generar con diversos materiales combustibles presentes en las labores, tales como tuberías HDPE, ductos o mangas de ventilación, llantas, madera de sostenimiento, lubricantes, revestimiento de los cables eléctricos, mangueras de aire y otros.
Asociado a ello está el hecho que gran cantidad de labores son ciegas, es decir son labores que cuentan con un solo ingreso y que tal vez es la vía de escape en caso de emergencia. Las labores ciegas requieren la instalación de ventiladores auxiliares y un cuidadoso manejo de la ventilación en estas zonas al igual que en el resto de la mina.
Al revisar diversos incendios ocurridos se observa que se generaron importantes corrientes y presiones contrarias que afectaron el sistema habitual de ventilación privando a varias labores y frentes de trabajo de la cantidad y calidad de aire fresco necesario para la vida humana.
Otro aspecto a recordar es que las mascarillas, filtros y elementos de protección respiratoria que habitualmente usamos para ingresar a una mina subterránea no protegerán contra las concentraciones de monóxido de carbono u otros gases tóxicos que generan este tipo de incendios subterráneos, generalmente en el orden de miles de partes por millón ppm, lo cual producirá el desmayo y caída de la persona en pocos minutos.